Este post podría ser una continuación del post SEGUNDAREGLA: NO TODAS LAS OPINIONES SON IGUAL DE VÁLIDAS
Muchas veces oigo a la gente decir que alguien que
defiende un tema con muchos argumentos, como si tuviese una clara certeza sobre
aquello que está exponiendo, es radical. Radical porque la verdad absoluta no
existe, ya que todas las opiniones son igual de válidas al tener todo el mundo
el mismo derecho a su libertad de expresión.
Pienso que la libertad de expresión está muy bien,
todo el mundo quiere y tiene derecho a ser reconocido por los demás, pero creo que está mal
planteada.
Libertad de expresión no significa decir lo que a uno
le de la gana, no significa para nada que lo que diga una persona tenga el
mismo valor que lo que diga otra solo por gozar de los mismos derechos y la
misma dignidad como personas.
Esto quizá pueda sonarte un poco radical. Sin embargo,
tú también estás de acuerdo con esto que estoy diciendo, aunque por una
cuestión de estabilidad social, creo que no eres consciente de ello.
¿Por qué digo esto?, porque por ejemplo, la gente hoy
dice que los combates de gladiadores están mal, que el sacrificio de personas por
ser consideradas brujas o brujos está mal, igual para la esclavitud o las
barbaridades que se hacían en la Inquisición o en la Alemania nazi. Y tienen
razón, son cosas que están mal, sin ningún lugar a opinión, y es bueno que
digamos esto ¿pero habrías dicho lo
mismo con la misma certeza si estuvieras en esa época?, muchos de vosotros
seguro que no, aunque tal vez algunos (solo algunos) lo pensaseis para vuestros
adentros. Sin embargo, no os atreveríais a cambiar las cosas, pues ello
supondría un dirigirse hacia algo desconocido, algo a lo que muchas veces
tememos, la rutina es lo que nos ha seguido manteniendo en pie, estoy
acostumbrado a ello, quien sabe lo que pasaría si las cosas comenzasen a
cambiar.
No hace falta remontarse a épocas pasadas, por ejemplo,
un detective que investiga a un criminal va obteniendo pruebas hasta que
descubre al culpable, el móvil del crimen… suficiente para dejar finalizado el
caso. Ese detective no puede saber la verdad absoluta, cada detalle de la
situación, del criminal, de las personas conocidas…, pero si puede decir que
sabe lo suficiente como para afirmar lo que dice de forma completamente
irrefutable, lo mismo pasa con los ejemplos de antes, no podemos saber la
verdad absoluta sobre la vida humana, pero si lo suficiente como para afirmar
con total seguridad que todo eso está mal.
Otro ejemplo sería el de Galileo Galilei, él no
conocía la verdad sobre el universo, pero sí lo suficiente como para
afirmar con rotundidad que la Tierra
giraba alrededor del Sol, y el afirmarlo como una certeza indiscutible y para
nada opinable, no quiere decir para nada que sea radical ni que no respete la
opinión de los demás, al contrario, lo radical sería admitir que su opinión
fuera igual de válida que la de cualquiera que hablase sobre el universo; y mucho más radical fue la respuesta que recibió.
Si por ejemplo, estuvieras en una sociedad machista en
la que no estuviese mal visto que los hombres pegasen a las mujeres en medio de
la calle y tu fueras testigo de ello, ¿qué harías?, ¿tratarías de ayudar a la
mujer o pasarías de largo?, ¿dónde estaría la radicalidad?, si no ayudas a la
mujer porque al fin y al cabo, respetas
la opinión del machismo (todo vale, todo es relativo), estás siendo radical;
pero si decides ayudarla, serás radical a los ojos de la sociedad, ya que
estarías alterando el orden público, estarías desestabilizando una sociedad
consolidada sobre una base machista, la misma sociedad que a lo mejor presume
de libertad de expresión, porque es una forma de mantener contentos a sus
integrantes, de hacerles sentir que todos tienen un papel importante en la
sociedad (lo cual es cierto, pero no de esa forma), dando así estabilidad
social al decir que todas las opiniones valen lo mismo.
Por esto mismo pienso que no hay nada de radical en
decir que no todas las opiniones son igual de válidas, de hecho pienso que es
el punto intermedio entre dos extremos, uno el de decir que yo conozco la
verdad absoluta de todo, y el otro el de decir que todas las opiniones son
igual de válidas, que equivale a decir que nada vale, como hemos visto en el
ejemplo de la sociedad machista.
Además, la justicia, la investigación (científica,
policial…), se basan en esto que estoy diciendo, a partir de unas determinados
hechos intentan llegar de forma imparcial a una conclusión lo más razonada
posible.
Por eso digo que existe una verdad absoluta y que no
todas las opiniones valen lo mismo, de hecho la frase de todas las opiniones
son igual de válidas es una contradicción en sí misma, ya que quien afirma eso,
lo hace como si estuviera afirmando una verdad totalmente indiscutible, es como
el que dice prohibido prohibir. Lo que pasa es que no podemos conocer esa
verdad de forma absoluta, solo en pequeñas partes (como el ejemplo del
detective o de Galileo), y cada persona conoce pequeñas partes, que si se ponen
en común y se comparten, nos construyen mucho; y cosas que hoy en día las
tenemos como hechos discutibles, en un futuro las veremos como hechos
indiscutibles, ha pasado siempre y seguirá pasando.
Hay muchas palabras hermosas, que en la sociedad de hoy están muy sobadas, deformando muchas veces su sentido original. Libertad, amor, respeto, tolerancia,verdad,... fáciles de oir en cualquier debate que se presente. Lo triste es que muchos se olvidan de ponerlas en práctica, solo son palabras que quedan muy bien, para excusar y justificar muchos vacios de coherencia.
ResponderEliminarNunca me ha gustado la radicalidad en las cosas, creo que es contraria a la tolerancia, y al respeto. Tolerancia = respeto por los pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios.
Ojalá sepamos usar las palabras con todo el peso de su significado.
Gran entrada. Un abrazo
Muchas gracias Angelo.
EliminarLa verdad es que si, por eso es importante que cuando oigamos a alguien hablar no nos quedemos hechizados por lo que se dice, hay que tener cabeza y saber porqué se dice lo que se dice, y sobre todo fijarse si hay coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Lamentablemente, a veces nos dejamos hechizar, y como tú dices, llenamos con palabras bonitas grandes vacios de coherencia. A lo largo de la historia ha habido mucho derramamiento de sangre, y el "motivo" de ello ha sido el "amor", "la paz", la "libertad", la "igualdad", la "fraternidad", la "justicia"... algo completamente incoherente.
Un abrazo.