Lo que voy a
contar ahora, es una historia que ficticia que me contaron, pero que bien
podría ser real. Se trata de una situación matrimonial, con 2 vertientes, una
buena y otra mala.
Grabaros a fuego esta historia, porque a partir de
ella me voy a basar para hablar en las siguientes entradas sobre asertividad,
empatía, autocontrol, lealtad, paciencia, comunicación, optimismo...
Bien, aquí va la primera versión
Este es un matrimonio, el marido se llama Pepe y la
mujer Paca. Hoy ha sido un día muy duro para Pepe, ha tenido una fuerte
discusión con su jefe en el trabajo. Paca ha preparado una cena especial porque
ese día era su aniversario de boda y tenía mucha ilusión en que Pepe la
probara, pues había hecho su comida favorita. Sin embargo, cuando Pepe llega a
casa se va directo a su habitación sin siquiera saludar a Paca, y Paca empieza
a pensar: con el trabajo que me ha
llevado preparar la cena y encima este ni me saluda, si es que es un borde, es
un maleducado…, y así empieza a alimentar su mente de pensamientos
negativos, hasta que ya no puede más y explota de ira, entonces es cuando va a
hablar furiosa con Pepe: desde luego, no
te da vergüenza, ni siquiera me saludas, maleducado, es que no sabes que hoy es
un día especial. Y Pepe, que ya estaba enfadado, empieza a gritar más
fuerte que ella: cállate, tú no eres
quien para hablarme así. Con lo cual Paca se siente todavía más ofendida, y
se va acumulando rencor con el paso de los días, hasta que llega un día en que
ya no pueden soportar más la tensión y deciden separarse, o incluso separarse.
Y ésta es la causa principal de las crisis
matrimoniales y en los noviazgos, la falta de comunicación., y además en el caso de un matrimonio, pueden salir perjudicadas terceras personas.
Si en la historia hubiera pasado esto otro.
Después de que Pepe irrumpiese en casa echando humo
por las orejas, Paca comienza a preguntarse, ¿qué le pasa a Pepe?, ¿debe de haber tenido un mal día, él no suele ser
así?, y va a hablar con Pepe para que le cuente lo que le ha pasado. Oye Pepe, que te ha pasado hoy, te he notado
un poco enfadado y tú no sueles ser así, porque no me cuentas lo que ha pasado,
tal vez pueda comprenderte y ayudarte. Entonces Pepe le pide disculpas por
su forma de entrar en casa y le cuenta lo ocurrido en el trabajo. Acto seguido,
el enfado se va disipando y cenan tranquilamente.
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Me ha recordado a la película que ayer vimos en el seminario: "Revolutionary road", una película sobre el desastre de un matrimonio que no se sabe amar (aunque sí que quieren amarse, y se pasan la película diciendo "te quiero"...)
ResponderEliminarAh, pues mira, me la apunto.
EliminarMe parece interesante lo que compartes, en algunas ocasiones me ha sucedido eso con mi pareja, aunque ya es menos, generalmente nos cuesta trabajo pensar en el otro, ser empaticos, es naturaleza del ser humano ser egoísta y pensar solo en nosotros, el panorama cambia totalmente cuando actuamos como en la segunda opción, cuando tratamos de comprender al otro, cuando tratamos de ser tolerantes y pensar en él antes de sentirnos agredidos u ofendidos con las acciones del otro. Hay un libro que leí hace poco y me ha ayudado mucho a ser menos egoísta con mi pareja, se llama "La maestría del amor" de Miguel Ruíz y en lo personal e parece excelente libro, me ha ayudado a comprender más, a amar realmente y mejorar mi relación.
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